La Iglesia de la Magdalena, situada en el corazón de Córdoba, es una de las llamadas iglesias fernandinas, construidas tras la conquista cristiana en el siglo XIII por orden de Fernando III. Actualmente está desacralizada y pertenece a la Fundación Cajasur, que se encarga de su conservación y uso cultural.

Su arquitectura refleja una transición única entre el románico tardío y el gótico inicial, enriquecida con elementos mudéjares que le confieren un carácter singular.

Exteriormente, la fachada principal se organiza en torno a una portada de arco apuntado enmarcada por arquivoltas lisas y molduradas, típica de las construcciones del primer gótico andaluz. El rosetón superior, con tracería sencilla, filtra la luz hacia el interior y aporta un toque ornamental de inspiración medieval. La torre, situada en el lateral, presenta un cuerpo inferior robusto y sobrio, coronado por un campanario añadido en épocas posteriores, que mantiene la armonía volumétrica del conjunto.

El interior se estructura en tres naves separadas por arcos apuntados sobre columnas y pilares octogonales, cubiertas con artesonados de madera de tradición mudéjar y bóvedas sencillas en la cabecera. El ábside poligonal, decorado con ventanales ojivales, constituye uno de los elementos más destacados, evidenciando la influencia gótica en el diseño original.

A lo largo de los siglos, la iglesia ha experimentado reformas y restauraciones que han respetado su esencia medieval, incorporando detalles renacentistas y barrocos de forma puntual. Los muros de piedra y ladrillo, el uso de contrafuertes exteriores y la sobriedad ornamental refuerzan su carácter defensivo y espiritual a la vez.

Hoy, la Iglesia de la Magdalena es un ejemplo excepcional de la síntesis de estilos que caracterizó la arquitectura cordobesa tras la reconquista, y un testimonio vivo de la convivencia de tradiciones constructivas cristianas e islámicas en la ciudad.