Hablar de la Diócesis de Córdoba es recorrer más de diecisiete siglos de historia cristiana, marcada por la fe, la resistencia y el testimonio de quienes la han guiado y defendido. Fundada en los primeros siglos del cristianismo, pronto se convirtió en una de las diócesis más influyentes de Hispania.

Uno de sus miembros más insignes fue Osio de Córdoba, obispo en el siglo IV, figura clave en la historia de la Iglesia universal. Confesor de la fe, fue consejero del emperador Constantino y presidente del Concilio de Nicea en el año 325, donde contribuyó decisivamente a la formulación del Credo niceno, piedra angular de la fe cristiana. Su defensa de la divinidad de Cristo y su fidelidad frente a las presiones imperiales lo convirtieron en símbolo de la fuerza doctrinal de Córdoba.

La diócesis también está marcada por su tradición martirológica. En la época de Diocleciano, mártires como San Acisclo y Santa Victoria derramaron su sangre en Córdoba, dejando un testimonio imborrable. Más tarde, en tiempos del Califato de Córdoba, los conocidos como los Mártires de Córdoba —entre ellos San Eulogio o Santa Flora— mantuvieron viva la fe en medio de un contexto de gran tensión religiosa.

Ya en el siglo XX, durante la Guerra Civil Española, la diócesis volvió a ser escenario de martirio. Decenas de sacerdotes, religiosos y laicos fueron asesinados por su fe. Muchos de ellos han sido reconocidos por la Iglesia como mártires del siglo XX en España, ejemplo de fidelidad hasta las últimas consecuencias.

Hoy, la Diócesis de Córdoba mantiene vivo ese legado de fe. Desde mayo de 2025 está guiada por el nuevo obispo, Monseñor Jesús Fernández González, que ha asumido la misión de acompañar a los fieles cordobeses y mantener la Iglesia cercana, esperanzadora y comprometida con la sociedad. En sus primeras homilías ha insistido en la importancia de la unidad, la caridad y la esperanza como caminos para el futuro.

La historia de la diócesis muestra que Córdoba no solo ha sido escenario monumental, sino también espiritual: una Iglesia marcada por la cruz, por la fidelidad de sus pastores y mártires, y que aún hoy sigue siendo luz y testimonio en Andalucía y en el mundo.