El único hispano mencionado en las Sagradas Escrituras

Lucio Junio Galión Anneano: El cordobés que dejó huella en la Biblia

El hombre que salvó a San Pablo: La historia del único romano hispano y cordobés citado en la Biblia, cuyo gesto marcó el rumbo de la fe que transformaría el Imperio.

Con frecuencia, cuando pensamos en personajes fundamentales de la Biblia, nuestra mirada se centra en figuras procedentes de Oriente Medio o la cuenca del Mediterráneo oriental. Sin embargo, existe un ilustre cordobés cuya presencia en las Sagradas Escrituras pasó inadvertida para muchos lectores: Lucio Junio Galión Anneano, nacido en Córdoba en torno al 3a.C., fue el único hispano conocido que aparece mencionado en el Nuevo Testamento.

Político romano y hermano mayor del célebre filósofo Séneca, Galión inició su vida como Lucio Anneo Novato, hasta que fue adoptado por el senador y retórico Lucio Junio Galión, cambiando su nombre y abriéndose camino en la élite romana. Gracias a ese respaldo, accedió a cargos relevantes como el de procónsul de Acaya, una provincia estratégica del Imperio cuya capital era la histórica ciudad de Corinto.

Fue precisamente en este contexto donde, hacia el verano del año 51–52d.C., Galión protagonizó el famoso episodio bíblico recogido en el libro de los Hechos de los Apóstoles (capítulo 18, versículos 12 al 17). Pablo de Tarso, predicador clave en los orígenes del cristianismo, fue acusado ante Galión por los judíos locales de incitar a adorar a Dios de forma contraria a la ley judía. El tribunal esperaba una condena ejemplar, pero Galión, en vez de implicarse, se negó a juzgar cuestiones religiosas y desestimó el caso:

“Si se tratara de algún crimen o mala acción, yo os escucharía, judíos, con calma, como es razón. Pero como se trata de discusiones sobre palabras y nombres y cosas de vuestra Ley, allá vosotros. Yo no quiero ser juez en estos asuntos.”
(Hechos 18:14–15)

El gesto de Galión tuvo profundas consecuencias: la vida de San Pablo fue preservada, permitiéndole continuar con la difusión del cristianismo, que décadas después se convertiría en la religión oficial del Imperio bajo el Edicto de Tesalónica.

La trascendencia histórica y religiosa de este episodio ha sido avalada por fuentes arqueológicas, como una inscripción hallada en la ciudad griega de Delfos, que confirma el cargo y la fecha en que Galión ejercía de procónsul. Su postura respecto a la disputa religiosa, preferentemente neutral y tolerante, fue excepcional en una época de convulsiones teológicas y persecuciones.

Desafortunadamente, el destino de Galión y su familia estuvo marcado por la tragedia. La conjura de Pisón contra el emperador Nerón derivó en la persecución y suicidio forzado de varios miembros de la familia Annea, incluidos Séneca y, posiblemente, el propio Galión alrededor del año 65d.C.

Hoy, la figura de Lucio Junio Galión Anneano permanece como símbolo de diálogo, tolerancia y un eslabón imprescindible entre la historia romana de Córdoba y los orígenes del cristianismo universal. En la ciudad, un pasaje y bajorrelieve recuerdan al cordobés cuyo nombre resonó, por única vez, en las páginas eternas de la Biblia.