El Santuario de Nuestra Señora de Linares se alza en las afueras de Córdoba, en plena sierra, como un lugar de devoción, historia y tradición. Su origen se remonta a la Reconquista de la ciudad en 1236, cuando el rey Fernando III levantó en este lugar una pequeña ermita en honor a la Virgen de Linares, a la que se encomendó durante la toma de Córdoba.

El edificio actual, de estilo sobrio y popular, se fue configurando a lo largo de los siglos, convirtiéndose en centro de romerías y peregrinaciones. Destaca su torre de campanario, el retablo principal con la imagen de la Virgen y los restos de la fortificación medieval que recuerdan la función defensiva de este enclave.

El santuario, declarado Bien de Interés Cultural, está íntimamente ligado a la religiosidad cordobesa y a la hermandad que mantiene viva su tradición. Cada mes de mayo, la romería de Linares reúne a cientos de fieles y visitantes que acuden a honrar a la Virgen en un ambiente festivo y popular.

Además de su valor religioso, su emplazamiento en la Sierra de Córdoba lo convierte en un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza, la calma y las vistas panorámicas de la ciudad.