La Sala Vimcorsa es mucho más que un simple contenedor expositivo: se ubica en un singular palacete de finales del siglo XIX, ejemplo destacado de la arquitectura historicista burguesa de Córdoba, cuya rehabilitación respetuosa permite hoy conjugar patrimonio arquitectónico y vida cultural activa. El edificio, con tres plantas y fachada de gran presencia urbana, se erige en el lugar donde nació el Duque de Rivas, figura histórica de la literatura romántica española, y aporta un valor simbólico y monumental único al tejido histórico del centro de la ciudad.

La configuración interior de la sala —cinco espacios expositivos continuos, diáfanos y adaptados a criterios museísticos internacionales— potencia la versatilidad y transformabilidad de los ambientes, permitiendo la óptima conservación de las obras y garantizando una experiencia estética acorde con los más altos estándares. Toda la intervención arquitectónica respeta la esencia señorial original, evidenciando molduras, carpinterías, suelos y detalles de época que otorgan una atmósfera singular, uniendo memoria y contemporaneidad en cada visita.

Como epicentro cultural, la Sala Vimcorsa desempeña un papel fundamental en Córdoba:

• Ha mantenido una programación cultural ininterrumpida y diversa desde su apertura, siendo la única sala de la ciudad con esta continuidad.

• Ha acogido más de cien exposiciones y ha colaborado con instituciones de prestigio (International Center of Photography de Nueva York, Museos Vaticanos, Museo Reina Sofía, galería de los Uffizi), situando a Córdoba en la geografía internacional del arte.

• Ha promovido el reconocimiento de personalidades y artistas locales y nacionales, con exposiciones monográficas y temáticas sobre patrimonio, artistas y movimientos clave de la historia cultural cordobesa.

• Constituye un punto de encuentro entre residentes, expertos y visitantes: aproximadamente un 30% del público es turístico, lo que refuerza su carácter de motor cultural e hito urbano.

La Sala Vimcorsa, por tanto, no solo exhibe arte y cultura; magnifica y actualiza el valor del edificio que la alberga, funcionando como vector de prestigio, innovación y memoria en el corazón patrimonial de Córdoba. El edificio y la actividad cultural son inseparables: juntos proyectan la imagen de una ciudad que respeta su historia e impulsa la creación contemporánea, transformando un palacete centenario en espacio vivo de referencia para la cultura y el arte.