Monasterio de San Miguel – Esclavos de la Eucaristía
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Córdoba, Córdoba 14001 Spain Get Directions
En pleno centro de Córdoba, en la calle Carbonell y Morand, se levanta el histórico Monasterio de la Inmaculada Concepción, popularmente llamado Convento del Císter. Fundado en 1725 y de estilo barroco, este convento fue durante siglos hogar de las Madres Cistercienses, comunidad de vida contemplativa femenina.
Arquitectura
La iglesia, de nave única con crucero, presenta una fachada de piedra en dos cuerpos, coronada por un frontón curvo y una hornacina con la imagen de la Inmaculada Concepción. En su interior destaca el retablo mayor del siglo XVIII, tallado y dorado en madera, presidido por una pintura de la Virgen de la Concepción. Todo ello convierte al conjunto en una muestra notable de la espiritualidad barroca en Córdoba.
Origen y comunidad
Su fundación responde al impulso de don Luis Fernández de Córdoba, deán de la Catedral, profundamente vinculado con los movimientos de reforma monástica de la época. Tras un primer asentamiento en Guadalcázar (1650), las religiosas cistercienses se trasladaron a Córdoba por razones económicas y de salubridad, quedando establecido desde entonces el convento.
Durante casi cuatro siglos, este espacio fue morada de generaciones de monjas que siguieron la regla de San Benito bajo el espíritu del Císter: “buscar a Dios en comunidad”, combinando oración, trabajo y silencio.
Relación con la ciudad
El convento ha estado muy ligado a la Hermandad Sacramental, Seráfica y Cisterciense de la Conversión del Señor, más conocida como la Hermandad del Císter o de La Sangre, que procesiona cada Lunes Santo en la Semana Santa cordobesa.
Actualidad
En 2017, debido al envejecimiento de la comunidad, las últimas monjas cistercienses dejaron el monasterio, trasladándose a otras casas de la Orden. Desde entonces, el edificio mantiene vida religiosa gracias a la comunidad de los Esclavos de la Eucaristía y de la Virgen Dolorosa, que aseguran la continuidad del culto, la oración y la acogida espiritual en este lugar histórico.
El convento, por tanto, sigue siendo un espacio de fe viva, donde tradición e historia se unen, manteniendo vivo el legado cisterciense en Córdoba.