El Convento de Santa Ana en Córdoba es un convento de clausura fundado en 1589 por las Carmelitas Descalzas bajo la influencia de San Juan de la Cruz, con el apoyo del marquesado del Carpio. La iglesia que forma parte del conjunto se construyó a partir de 1608 y presenta un estilo barroco con planta de cruz latina. Su portada destaca por una hornacina que contiene una representación escultórica de Santa Ana, la Virgen y el Niño.

El recinto conventual conserva elementos destacados como un gran claustro, una escalera renacentista que lleva el escudo del fundador y una logia que conecta con el jardín trasero. A lo largo de su historia, el convento ha experimentado sucesivas restauraciones, destacando la importante restauración tras un incendio ocurrido en Navidad de 1993 que dañó parte del retablo barroco, el cual fue reconstruido desde 2015 por el artista Manuel Valverde.

Este convento sigue habitado por monjas de clausura que viven en reclusión, dedicándose además a la elaboración de dulces artesanales que venden a través de un torno para mantener su comunidad. La iglesia dispone de un retablo barroco terminado en 1710 y es considerada una joya artística dentro del patrimonio religioso de Córdoba.