En plena Plaza del Potro, el Museo de Bellas Artes ocupa dependencias del antiguo Hospital de la Caridad (con portada plateresca y trazas renacentistas) y comparte conjunto con el vecino Museo Julio Romero de Torres. El edificio, que fue también hospital de sangre durante la Guerra de la Independencia, conserva el sabor de la arquitectura histórica cordobesa y abre sus salas en torno a patios y galerías que invitan a una visita pausada.
Su colección recorre, con criterio cronológico y didáctico, el arte cordobés del siglo XIV al XXI a través de pintura, escultura, dibujo y estampa. En pintura sobresale el Barroco cordobés (con especial atención a Antonio del Castillo) y el diálogo con focos andaluces y españoles de los Siglos de Oro; el relato continúa por el siglo XIX y las corrientes del XX, hasta creaciones contemporáneas. El fondo escultórico permite seguir la evolución de los talleres desde los maestros barrocos (Juan de Mesa, Duque Cornejo, Miguel Verdiguier) a los escultores modernos (Miguel Blay, Agustín Querol, Julio Antonio, entre otros), lo que convierte la visita en una panorámica compacta y comprensible del gusto y la sensibilidad artística de Córdoba y su provincia.
Además de las salas permanentes, el museo activa exposiciones temporales y programas de difusión que acercan sus fondos a públicos diversos —familias, estudiantes, aficionados—, reforzando su papel como centro vivo en el corazón histórico de la ciudad. El enclave en la Plaza del Potro facilita encadenar la visita con otros hitos cercanos (Posada del Potro–Centro de Flamenco Fosforito, Museo Julio Romero de Torres, Corredera o la Ribera), componiendo un itinerario cultural redondo a pie por la Axerquía.